Sábado 31 de Mayo
Lee para el estudio de esta semana
Apocalipsis 6:12-17; Mateo 24:36-44; Génesis 6:1-8; 2 Pedro 2:4-11; Génesis 18:17-32; Daniel 7:9, 10.
Para memorizar
«Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo. Así, el que piensa estar firme, mire que no caiga» (1 Cor. 10:11, 12).
La Biblia abunda en relatos acerca del pueblo de Dios que apuntan a acontecimientos futuros y contienen claves para entender la «verdad presente». De hecho, algunos de esos relatos prefiguran acontecimientos de los últimos días con sorprendente detalle y proveen una base más amplia para entender con claridad las profecías de Daniel y Apocalipsis.
Sin anular la libertad de conciencia de cada persona, Dios puede guiar perfectamente los acontecimientos que ocurrirán en los últimos días para que sucedan tal como él se los reveló a los profetas. La relación entre los eventos finales y algunas importantes historias bíblicas es obvia, pues el Nuevo Testamento se refiere a ellas al describir los eventos de los últimos días. Tal es el caso de la destrucción de Sodoma y Gomorra, el Diluvio, etc. Otros relatos bíblicos requieren ser estudiados cuidadosamente para extraer de ellos las verdades que nos han sido reveladas en la Palabra de Dios.
Durante las próximas dos semanas examinaremos una serie de relatos clave que abordan la Segunda Venida, el Juicio Investigador, la crisis final y otros temas. Como resultado de ese estudio, veremos que Cristo está en el centro de todo y debe ser el objetivo final de todo empeño por comprender las profecías.
Sitios bíblicos para el estudio de esta semana (con citas ampliadas)
Apocalipsis 6:12-17
Descripción del cielo en crisis y la llegada del fin, cuando las estrellas caen y la tierra tiembla. Nos muestra la severidad del juicio y la ansiedad de la humanidad ante la venida de Cristo.
Mateo 24:36-44
Jesús habla de la incertidumbre del día y la hora del fin, comparándolo con los días de Noé y Lot, y exhorta a estar vigilantes.
Génesis 6:1-8
La historia de la corrupción en la antigüedad y el juicio divino por el pecado, prefigurando el fin de los tiempos y la necesidad de la misericordia de Dios.
2 Pedro 2:4-11
La descripción de Dios castigando a los ángeles rebeldes y al mundo en el tiempo de Noé, como ejemplos de su justicia y paciencia, y advertencias para los creyentes.
Génesis 18:17-32
La intercesión de Abraham por Sodoma y Gomorra, reflejando la misericordia de Dios y su justicia, y la importancia de la oración en tiempos de crisis.
Daniel 7:9-10
La visión del Trono de Díos, donde los juicios son establecidos y la historia final de los santos se decide, mostrando la autoridad de Dios en los últimos días.
Domingo 1 de Junio
La ira del cordero
Lee Apocalipsis 6: 12 al 17. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?
Es interesante notar que los perdidos no exclaman: «¿Qué es esto?» o «¿quién está detrás de esto?». Parecen entender lo que ocurre. Se refieren a Jesús como «el Cordero», lo que requiere conocer algo acerca de la historia de Cristo como Redentor. También parecen ser conscientes de que «ha llegado el gran día de su ira» y que se encuentran en una situación desesperada: «¿Quién podrá quedar en pie?»
Antes del fin, el evangelio es llevado a todas las naciones (Mat. 24: 14) y los mensajes de los tres ángeles son comunicados a todo el mundo. Sin embargo, habrá personas que serán sorprendidas, no por falta de información, sino por su negativa a creer y obedecer. Esta será la razón por la que se perderán.
Lee Mateo 24: 36 al 44. ¿Qué lecciones Jesús nos invita a aprender de la historia de Noé?
Jesús señala la historia del Diluvio para advertirnos que su segunda venida será una sorpresa para muchos. Al igual que la Segunda Venida, el Diluvio no sorprendió al mundo por falta de información. Noé predicó durante 120 años a un mundo que se negaba a creer. Se les dijo lo que iba a suceder. Simplemente, no quisieron creer.
A su vez, muchas personas aseguran que el largo tiempo transcurrido implica que las profecías no son dignas de crédito. Pedro cita en tal sentido la historia del Diluvio cuando dice que, «ante todo, sepan que en los últimos días vendrán burladores, quienes, sarcásticos, andarán según sus bajos deseos y dirán: “¿Dónde está la promesa de su venida? Desde que los padres durmieron, todas las cosas permanecen como desde el principio de la creación”» (2 Ped. 3: 3, 4). Este sentimiento irá en aumento a medida que pase el tiempo.
En el caso de quienes mueran antes del regreso de Cristo, la Segunda Venida (o la tercera, si mueren sin aceptar a Jesús como su Salvador) ocurrirá apenas un instante después de haber cerrado sus ojos. Por otra parte, la vida transcurre muy velozmente. ¿Cómo pueden ayudarnos esas realidades a afrontar la «demora»?
Respuesta desarrollada:
1. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?
En Apocalipsis 6:12-17, las personas que presencian los eventos finales reaccionan con un conocimiento claro de lo que está ocurriendo. No muestran sorpresa ni incredulidad ante el desarrollo de los eventos, sino que reconocen que están en medio de la ira de Dios, refiriéndose a Jesús como «el Cordero». Este detalle indica que conocen la identidad de Jesús y el significado de su juicio, ya que la referencia a «el Cordero» requiere cierto conocimiento previo sobre la misión redentora de Cristo. Además, al decir «ha llegado el gran día de su ira», comprenden la gravedad del momento y la naturaleza de los juicios divinos. La pregunta «¿Quién podrá quedar en pie?» refleja la desesperación y la conciencia de que la situación es irreversible y de que la humanidad enfrenta un juicio inminente. Notamos que su respuesta no es de sorpresa, sino de reconocimiento de la realidad, lo que muestra que están conscientes de los eventos y su gravedad.
2. ¿Qué lecciones Jesús nos invita a aprender de la historia de Noé?
En Mateo 24:36-44, Jesús usa la historia de Noé para enseñarnos que la segunda venida de Cristo será una sorpresa para muchos, similar al diluvio. La clave aquí es que, aunque la gente tenía información y advertencias, no creyó ni se preparó para lo que venía. Noé predicó durante 120 años, advirtiendo del diluvio, pero la gente se negó a escuchar y a prepararse, viviendo sus vidas como si nada fuera a cambiar. La lección que Jesús nos invita a aprender es que no debemos confiar en que la demora en su regreso significa que no sucederá pronto o que las profecías no se cumplirán. La historia del diluvio muestra que la incredulidad y la indiferencia pueden ser peligrosas, y que debemos estar siempre preparados, porque la segunda venida de Jesús será repentina y puede sorprender a quienes no estén vigilantes. Además, Pedro advierte que en los últimos días surgirán burladores que minimizarán la promesa de la segunda venida, pero esas profecías son seguras y se cumplirán en el tiempo señalado por Dios.
3. ¿Cómo pueden ayudarnos esas realidades a afrontar la «demora»?
Las realidades mencionadas —que la vida puede terminar en un instante y que la demora en la segunda venida no significa que no ocurrirá— nos llaman a vivir en constante preparación y vigilancia. La brevedad de la vida y la certeza de que todos enfrentaremos a Dios en algún momento nos motivan a aprovechar cada día para estar en paz con Él, obedecer sus mandamientos y compartir su mensaje. La espera puede ser difícil, pero entender que la vida transcurre rápidamente y que la segunda venida será inminente nos ayuda a mantenernos firmes en la fe y a no caer en la desesperanza o en la incredulidad. La esperanza en las promesas de Dios y en su tiempo perfecto nos da paz y nos anima a vivir de manera consciente, sabiendo que en el momento adecuado, Cristo volverá en gloria. Además, nos recuerda que debemos estar listos en todo momento, porque el tiempo de Dios no siempre coincide con nuestro reloj.
Lunes, Junio 02
La evangelización de Noé
Pedro nos recuerda que muchos no estarán preparados para el regreso de Cristo porque «intencionalmente ignoran» (2 Ped. 3: 5) lo que ocurrió en ocasión del Diluvio. En la actualidad, aunque un asombroso número de culturas, desde los antiguos griegos hasta los mayas, registran la historia de un diluvio global y devastador, la narración bíblica acerca del Diluvio es una de las más ridiculizadas. Como se predijo, el mundo está poniendo a un lado el relato bíblico del Diluvio como si se tratara de un mito, sin importar cuán clara y explícitamente se lo describe en el Antiguo Testamento y cuántas veces se hace referencia a él en el Nuevo Testamento.
Jesús dijo, en Mateo 24: 37 al 39, que la situación mundial se parecería a la de «los días de Noé». Compara este pasaje con Génesis 6: 1 al 8. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que condujeron al Diluvio? ¿Qué paralelismos existen entre la época de Noé y la nuestra?
Un estudio cuidadoso de la Escritura revela otra lección importante para el pueblo remanente de Dios de los últimos días. Hebreos 11: 7 dice que Noé «con santa reverencia construyó el arca para salvar a su familia. Por su fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».
Imagina lo que significó para Noé predicar durante más de un siglo y que solo su familia entrara en el arca. Si él hubiera sido un evangelista moderno, nos sentiríamos tentados a pensar que fracasó.
Afortunadamente, muchos lugares del mundo son en este momento muy receptivos a los mensajes de los tres ángeles. Como resultado, muchos están conociendo al Señor. Todavía no hemos llegado al punto en que no haya resultados, aunque se nos ha dicho que se acerca el momento en que «habrá terminado el tiempo de gracia, y será cerrada la puerta de la misericordia. Así que las palabras: “Las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta”, nos conducen a través del ministerio final del
Respuesta:
Las condiciones morales que condujeron al Diluvio incluyeron corrupción generalizada, violencia, inmoralidad, y una actitud de rechazo a Dios y a sus leyes. La humanidad se había sumido en pecado y rechazo a la justicia divina, viviendo solo para sus deseos mundanos.
Paralelismos con nuestra época incluyen la creciente inmoralidad, corrupción, violencia, rechazo a Dios y su palabra, y una actitud de indiferencia ante la advertencia divina. La humanidad de hoy también está ignorando las señales y la historia, poniendo a un lado la realidad del juicio y la necesidad de arrepentimiento.
Martes, Junio 03
La historia de Sodoma y Gomorra
Hay otra historia clave del Antiguo Testamento a la que Pedro hace referencia al describir los acontecimientos de los últimos días: la destrucción de Sodoma y Gomorra. Las ciudades de la llanura se han hecho legendarias por su maldad y se convirtieron en el primer ejemplo de poblaciones destruidas por el fuego del Cielo.
Lee 2 Pedro 2: 4 al 11, Judas 5 al 8 y Ezequiel 16: 46 al 50, y pon atención a todos los detalles. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que desembocaron en la destrucción de estas ciudades y qué paralelismos existen con la condición actual del mundo?
La advertencia dada a través del relato de Sodoma y Gomorra a quienes viven en la Tierra en estos últimos días es clara: finalmente, los malvados también serán destruidos por el fuego, como se describe con tanta claridad en Apocalipsis 20. El pecado es notablemente engañoso, en el sentido de que nos impide percibir la condición de nuestro propio corazón y hace que nuestras transgresiones nos parezcan aceptables, a diferencia de las de los demás. En el mismo capítulo donde Dios habla de cuánto ha amado a su pueblo, también le advierte que, aunque este no cometió los mismos pecados que Sodoma, se ha vuelto más perverso que ella (Eze. 16: 47).
Israel había estado «fornicando» (ver Eze. 16: 41); es decir, cometiendo adulterio espiritual. Imagina la sorpresa del pueblo de Dios cuando sus integrantes escucharon que eran más malvados que gente famosa por su maldad.
Esto no es una novedad acerca del antiguo Israel ni de la humanidad. En Romanos 1: 18 al 32, Pablo presenta una larga lista de faltas humanas que podría haberse escrito sobre la base de las noticias actuales. La descripción que hace Pablo del pecado de los gentiles, o paganos, no pretendía que los judíos se sintieran superiores, sino que el pueblo de Dios comprendiera por fin la gravedad de sus propios pecados. Natán hizo lo mismo cuando habló con David: le contó la historia de un hombre rico que robó el único cordero que tenía un hombre pobre. Esta historia «encendió el furor de David» (2 Sam. 12: 5) pues la injusticia descrita era obvia. Aun así, fue necesaria la declaración de Natán: «¡Tú eres ese hombre!» (2 Sam. 12: 7) para que David se viera reflejado en la historia.
Es importante recordar que la Biblia no se dirige principalmente al mundo exterior, sino al propio pueblo de Dios. La descripción de los atroces pecados de otros en Apocalipsis 13 o 17 es una advertencia de que nosotros también podemos caer en la misma trampa.
Respuesta:
Las condiciones morales que desembocaron en la destrucción de Sodoma y Gomorra fueron un profundo pecado de corrupción, inmoralidad sexual, orgullo, violencia y falta de misericordia, como se describe en 2 Pedro 2:4-11, Judas 5-8 y Ezequiel 16:46-50. Estas ciudades se caracterizaban por la arrogancia, la injusticia y la perversidad extrema.
Paralelismos con la condición actual del mundo incluyen la creciente aceptación de la inmoralidad, la corrupción, la violencia y la indiferencia hacia la justicia y la misericordia, lo cual refleja una tendencia hacia el alejamiento de los valores morales de Dios y una posible repetición de los patrones de Sodoma y Gomorra en la historia humana.
Miércoles, Junio 04
El juez de toda la tierra
La Biblia registra una curiosa historia que tiene lugar en las llanuras de Mamre justo antes de la destrucción de Sodoma. En ese relato, Dios se aparece a Abraham acompañado por dos ángeles. Cuando el patriarca los ve, invita a los visitantes celestiales a una comida, y en ese momento Dios promete que Abraham y Sara tendrán un hijo del cual descendería el Mesías. Jesús, en efecto, procedía del linaje de Abraham (comparar con Gál. 3: 16). A continuación, el relato pasa repentinamente al asunto de las ciudades malvadas de la llanura.
Lee Génesis 18: 17 al 32. ¿Qué enseñan estos versículos acerca del carácter de Dios y de cómo piensa hacer frente al mal existente en nuestro planeta?
Dios no nos debe una explicación, pero decide no ocultar sus motivos y sus planes a la humanidad. En tal sentido, el profeta Amós dice: «Nada hace Dios, el Señor, sin revelar su secreto a sus siervos los profetas» (Amós 3: 7).
Antes de destruir Sodoma y Gomorra, Dios informa a Abraham lo que está a punto de suceder, aquello de lo que este será pronto testigo.
Dios se queda con Abraham mientras los dos ángeles se dirigen a la ciudad malvada para llamar a los que harán caso de su advertencia. Lo mismo puede decirse de los ángeles proféticos que exhortan en los últimos días a quienes son parte del pueblo de Dios a salir de Babilonia (Apoc. 14: 6-12; 18: 1-4). Mientras se proclama la última advertencia, Dios discute con Abraham lo que está a punto de suceder y se somete de buen grado a las preguntas del patriarca.
«Lejos de ti hacer eso, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo sea tratado como el impío. Nunca hagas tal cosa. El Juez de toda la tierra, ¿no hará lo que es justo?», pregunta Abraham (Gén. 18: 25). Abraham no solo examinaba el caso de Sodoma, sino también el carácter de Dios. Del mismo modo, antes de que llegue el fin del mal y de los malvados, Dios abre los libros del cielo (Apoc. 20: 4, 11-15) y nos permite acceder a la evidencia antes de hacer descender fuego sobre la Tierra. Es decir, tendremos mil años para obtener respuesta a muchas preguntas que ahora tenemos.
Antes de ejecutar su juicio final sobre los perdidos, el Señor nos dará mil años para entender por qué lo hará. ¿Qué nos dice esto acerca de su carácter y de cuán dispuesto está al escrutinio de sus acciones por parte de los seres creados que dependen totalmente de él para existir y que no tienen ningún derecho inherente a conocer estas cosas?
Respuesta:
Estas versículos enseñan que Dios es un juez justo, misericordioso y transparente. No actúa impulsivamente sino que revela sus motivos y planes a la humanidad, permitiendo que se le pregunte y se le examine. La historia con Abraham muestra que Dios está dispuesto a discutir y justificar sus decisiones, incluso en medio del juicio, demostrando que su carácter es de justicia y misericordia. Además, la paciencia de Dios y el tiempo que nos da antes del juicio final reflejan su amor y disposición para que entendamos sus acciones y seamos informados de los motivos por los cuales hace lo que hace, lo cual revela su carácter justo y misericordioso.
Jueves, Junio 05
El juicio previo al advenimiento
La descripción del Juicio que se encuentra en Daniel 7 nos permite ver detrás del velo, una oportunidad impresionante de observar cómo actúa Dios para resolver el problema del pecado y para redimir a quienes desean vivir en una relación de pacto con él.
Lee la descripción del Juicio Investigador que se ofrece en Daniel 7: 9, 10, 13, 14, 22, 26 y 27. ¿Cuál es el objetivo principal del Juicio? ¿Cuál es el veredicto emitido al final del proceso? ¿Qué nos dice esto acerca del Plan de Salvación?
No cabe duda de que la humanidad es juzgada por Dios. Eclesiastés 12: 14 asegura que «Dios traerá toda obra a juicio», y Pablo nos recuerda que «todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo» (Rom. 14: 10). Dios no necesita registros para saber quién se salvará o se perderá, pero los ángeles, que han estado examinando el Plan de Salvación todo el tiempo (1 Ped. 1: 12), naturalmente tienen preguntas. Ellos fueron testigos de la rebelión de Satanás, vieron a un tercio de sus compañeros expulsados del Cielo (Apoc. 12: 4, 9) y ahora Dios nos trae ante él. Dios abre los libros y permite que los santos vean lo que hay en ellos.
La historia de la súplica de Abraham por Sodoma y Gomorra, un tipo o prefiguración del Juicio, aporta una importante vislumbre acerca de este. Los pecados de Sodoma obviamente fueron investigados, ya que Dios menciona que la maldad de la ciudad era tan notoria que el clamor contra ella era grande (Gén. 18: 20). Pero no solo Sodoma y Gomorra fueron investigadas antes de su destrucción. Dios también permitió que Abraham evaluara si la decisión divina de destruir a los malvados era justa.
Quien aparece en medio del juicio celestial en Daniel 7 es Jesús, «un Hijo de Hombre» (Dan. 7: 13, ver también Mat. 20: 28), cuya aparición es la única razón por la que este juicio es «hecho en favor de los santos del Altísimo» (Dan. 7: 22). Solo su perfecta justicia hace que su pueblo salga airoso del Juicio.
Imagina que todos tus secretos estén expuestos ante nuestro santo Dios en ocasión del Juicio. ¿Cuál es tu única esperanza en ese momento? (ver el contenido del viernes).
Respuesta:
El objetivo principal del Juicio en Daniel 7 es determinar la justicia de las acciones de Dios y de la humanidad, y asegurar que aquellos que aceptan a Cristo y viven en pacto con Dios sean declarados justos. El veredicto final es que Jesús, el Hijo de Hombre, representa la justicia perfecta que permite que los santos sean salvados y que los injustos sean condenados. Esto revela que el Plan de Salvación se basa en la justicia de Cristo y en su obra redentora, y que la justicia del Señor es la base de la esperanza para todos los creyentes.
Viernes, Junio 06
Para estudiar y meditar
Lee las páginas 100 y 101 del capítulo titulado «El Diluvio» en el libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White.
«El sumo sacerdote no puede defenderse a sí mismo ni a su pueblo de las acusaciones de Satanás. No sostiene que Israel esté libre de culpas. En sus andrajos sucios, que simbolizan los pecados del pueblo, que él lleva como su representante, está delante del ángel, confesando su culpa, aunque señalando su arrepentimiento y humillación y fiando en la misericordia de un Redentor que perdona el pecado. Con fe se aferra a las promesas de Dios. […]
»Las acusaciones de Satanás contra quienes buscan al Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados. El carácter deficiente de ellos le causa regocijo porque sabe que solo si violan la ley de Dios él puede dominarlos. Sus acusaciones provienen únicamente de su enemistad hacia Cristo. Por el plan de salvación, Jesús está quebrantando el dominio de Satanás sobre la familia humana y rescatando almas de su poder. […]
»El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusaciones del enemigo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad ante Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la ley de Dios le ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable» (Elena G. de White, Profetas y reyes, pp. 390-392).
Preguntas para dialogar:
Jesús dijo a sus discípulos que debían permanecer en el mundo sin pertenecer a este (ver Juan 15: 19; 17: 14-16). ¿Cómo equilibramos nuestra responsabilidad de alcanzar al mundo con la necesidad de mantenernos «sin mancha» de él (Sant. 1: 27)?
¿Qué nos enseña el ministerio público de Noé antes del Diluvio acerca de cómo funciona el Gran Conflicto? ¿De qué manera desempeñamos hoy el mismo papel?
Antes de consumir a los impíos con fuego del Cielo (como hizo con Sodoma), Dios los resucita y permite que Satanás trabaje con ellos por un corto tiempo (Apoc. 20: 7-9). ¿Qué razones se te ocurren para que este sea un último paso necesario antes de que Dios termine con el mal?
Al considerar las historias que estudiamos esta semana, ¿qué advertencias encuentras para tu propia vida? ¿Qué te enseñan estas historias acerca de tu esperanza en Cristo?
Respuesta:
(Aquí el estudiante o lector puede reflexionar y responder según su propia experiencia y comprensión. No hay una respuesta única, pero se puede resumir que las historias enseñan la importancia de vivir en santidad, confiar en la justicia de Dios, y mantener la esperanza en Cristo como nuestro abogado y redentor en el juicio final.)
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Sabado 2 de Agosto 2025
A través del Mar Rojo
Lee para el estudio de esta semana
Éxodo 12: 31–36; Santiago 2: 17–20; Éxodo 13: 1–14: 31; Hebreos 11: 22; Éxodo 15: 1–21; Apocalipsis 15: 2–4.
Para memorizar
«Pero Moisés dijo al pueblo: “No teman. Manténganse tranquilos, y verán la salvación que el Señor les dará hoy. Porque esos egipcios que hoy ven, nunca más los verán. El Señor peleará por ustedes. Estén tranquilos”» (Éxo. 14: 13, 14).
El Éxodo es la experiencia más dramática y gloriosa del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Este acontecimiento es el modelo divino de cómo Dios derrotó a los enemigos de los hebreos e introdujo victoriosamente a los israelitas en la Tierra Prometida. También es un símbolo de la salvación y la redención en Cristo.
Desde el punto de vista humano, los hijos de Israel se encontraban en una situación desesperada, de la que no podían librarse por sí mismos. Solo Dios podía salvarlos. Lo mismo ocurre con nosotros y el pecado: estamos en una situación desesperada. Necesitamos algo aún más dramático que el Éxodo: la cruz de Cristo y lo que él hizo allí por nosotros.
Los acontecimientos relacionados con la salida de Israel de la tierra de Gosén, mencionados en Éxodo 12 y rememorados en el cántico de Moisés, alegremente entonado en Éxodo 15, son sobrecogedores y asombrosos. Las señales, prodigios y milagros redentores de Dios alcanzan su apogeo en ese contexto.
Pero, ni siquiera eso es comparable con lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, de lo cual el drama del Éxodo fue una mera prefiguración.
Domingo 3 de Agosto 2025
Vayan y adoren al Señor
En la noche de Pascua, el juicio divino fue ejecutado sobre quienes no estaban cubiertos por la sangre (Éxo. 12: 1-12). Nadie escapó debido a su posición, educación, estatus social o género. El castigo alcanzó a todas las familias, desde el faraón hasta los esclavos, e incluso a los primogénitos de los animales. El orgullo de Egipto estaba por los suelos.
Lee Éxodo 12: 31 al 36. ¿Qué extraña petición hizo el faraón y por qué, incluso cuando dio permiso para que los hebreos se fueran?
Cuán interesante es la petición del faraón a los hebreos cuando les permitió ir a adorar: «Y bendíganme a mí», o «rueguen a Dios por mí» (DHH).
¿Por qué pediría eso el rey de Egipto, un presunto «dios» en la Tierra y entre su pueblo? Parecía que había comprendido el poder del Dios de los hebreos y deseaba beneficiarse de él. Sin embargo, ¿cómo podía Dios bendecirlo mientras estaba sumido en la rebelión, la terquedad, el pecado y el orgullo? Aunque dio finalmente su consentimiento, no fue por sumisión a la voluntad de Yahvé, sino por la derrota que había sufrido. No estaba arrepentido, como lo revelarían sus acciones posteriores. Simplemente, quería detener la devastación que estaba destruyendo su reino.
Faraón fue humillado y dio permiso a Israel para salir de Egipto ante las trágicas consecuencias de la peor plaga. Permite ahora lo que se negó a conceder tantas veces antes, cuando demostró que no le importaba el sufrimiento que sus acciones acarreaban a su nación.
Comprensiblemente, el pueblo egipcio también deseaba que los hebreos se fueran. Por favor, váyanse o «todos moriremos», dijeron.
Mientras tanto, Dios hizo provisión para que los israelitas no salieran de Egipto con las manos vacías, sino con lo que necesitarían para lo que resultó una experiencia mucho más prolongada que lo previsto. Los egipcios dieron a los hebreos preciosos artículos para apresurar la salida de ellos del país. Por otra parte, lo recibido eran salarios negados a los israelitas durante siglos de esclavitud. Seguramente los egipcios consideraron aquello como algo muy módico con tal de sacar a los hebreos de su tierra.
¿Cuántas veces nos hemos «arrepentido» de ciertas acciones solo por sus consecuencias y no porque sintiéramos que, en sí mismas, fueran incorrectas? ¿Por qué ese tipo de arrepentimiento no es verdadero? ¿Cómo podemos aprender a arrepentirnos de pecados por los que, en cierto sentido, no afrontamos consecuencias negativas, al menos a corto plazo?
Lunes 4 de Agosto 2025
La consagración del primogénito
El tiempo prometido de la redención, de la liberación, estaba a punto de llegar. El pueblo debía estar preparado. No bastaba con creer, debían actuar en consecuencia. Dios les había dicho lo que tenían que hacer; ahora tenían que hacerlo por fe. Aunque en un contexto totalmente diferente de aquel en el que Santiago estaba escribiendo, el principio destacado es en ambos casos el mismo: «¿Quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta?» (Sant. 2: 20).
Lee Éxodo 13: 1 al 16. Los primogénitos israelitas fueron perdonados por la gracia de Dios durante la última plaga. ¿Cuál es la razón de ser de ese mandato divino perpetuo y qué debería significar para nosotros hoy?
Dios protegió misericordiosamente a las familias israelitas que estaban, por así decirlo, bajo la sangre porque habían marcado por fe los dinteles de sus puertas. Estas nuevas instrucciones vinieron del Señor a través de Moisés: «Conságrame todo primogénito varón» (Éxo. 13: 2). Esta legislación era válida tanto para los humanos como para los animales.
Un principio que subyace tras este mandato es que todo pertenece a Dios, pues es nuestro Creador y el Dueño de cuanto existe: «Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que habitan en él» (Sal. 24: 1). «Mía es la plata, mío es el oro –dice el Señor Todopoderoso» (Hag. 2: 8). Los primogénitos de los israelitas eran el primer fruto de las bendiciones concedidas a ellos por Dios. Eran también una señal de su total consagración a él y de que comprendían que todo lo que poseían procedía solo de él.
También vemos aquí la idea de redención, de salvación. Los primogénitos se libraban de la muerte porque estaban cubiertos o salvaguardados por la sangre. Fueron redimidos de la muerte como lo son quienes están bajo la sangre de Jesús. Como dice Pablo acerca de Jesús: «En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados» (Col. 1: 14).
Dios dio a los hebreos ciertas normas acerca de cómo debía ser presentada la ofrenda correspondiente en celebración de su liberación de la esclavitud en Egipto. Los animales debían ser sacrificados, pero los hijos debían ser redimidos (Éxo. 13: 12, 13, 15).
Éxodo 13: 16 se refiere a lo que debían colocar en sus manos y entre sus ojos. ¿Cómo simboliza esto la importante verdad espiritual de que, independientemente de cuánta fe tengamos, debemos actuar en armonía con esa fe?
Martes 5 de Agosto 2025
El cruce del mar rojo
Lee Éxodo 13: 17 a 14: 12. ¿Cómo guio Dios a los israelitas cuando salieron de Egipto y qué ocurrió después?
En armonía con las instrucciones dadas por Dios a Moisés, los israelitas salieron de Egipto como un ejército bien organizado. Los términos hebreos tsaba” y majaneh, traducidos como «ejércitos», «escuadrones», «campamento» y «huestes», atestiguan esa descripción (Éxo. 6: 26; 7: 4; 12: 17, 41, 51; 14: 19, 20; compara con Éxo. 13: 18). Los hebreos se dividieron en unidades y marcharon como un ejército. Más tarde, Balaam vio desde las colinas de Moab que Israel estaba «acampando por tribus» (Núm. 24: 2, NVI).
Mientras tanto, «Moisés llevó consigo los huesos de José» (Éxo. 13: 19). Este es un detalle muy importante del texto, y revela el cumplimiento de las promesas de Dios en respuesta a la fe de José, quien nunca perdió de vista la Tierra Prometida aun en medio del esplendor y los privilegios de Egipto. Pidió que sus huesos fueran llevados a la tierra de Canaán (Gén. 50: 24, 25). Creía que el Señor visitaría a Israel en Egipto y lo llevaría a la tierra, como había jurado (Heb. 11: 22). Cuando Israel llegó a Canaán, los huesos de José fueron sepultados en Siquem (Jos. 24: 32).
La columna de nube y la de fuego eran señales visibles de la presencia de Dios entre su pueblo. El Señor habitaba allí y se comunicaba con ellos también desde la nube (Éxo. 14: 24; Núm. 12: 5, 6).
El faraón reveló ahora los verdaderos motivos de su corazón. No estaba convertido y nunca se arrepintió de verdad. Su petición a Dios para que lo bendijera era una farsa, tal vez un autoengaño. Reunió a su ejército y fueron tras sus esclavos fugitivos. ¡Cuán totalmente cegado por el pecado estaba realmente este hombre!
Cuando el pueblo vio venir al ejército del faraón, pronunció palabras y expresó sentimientos de los que se harían eco más de una vez: «¿No había sepulcros en Egipto, que nos sacaste a morir en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros al sacarnos de Egipto?» (Éxo. 14: 11).
Aun después de haber visto manifestaciones tan dramáticas del poder de Dios, que incluyeron el libramiento de sus hijos primogénitos, el pueblo seguía mostrando una asombrosa falta de fe.
Piensa en la última vez que te enfrentaste a una situación terrible. ¿Cuál fue tu primera reacción: confianza en Dios o falta de fe? ¿Qué lecciones deberías haber aprendido de esa situación que podrían ayudarte la próxima vez que enfrentes otra?
Miercole 6 de Agosto 2025
Avanzando por fe
Lee Éxodo 14: 13 al 31. A pesar de su falta de fe, ¿qué hizo Dios por los hijos de Israel?
Puesto que Moisés confiaba de todo corazón en Dios y en su Palabra, animó al pueblo. Presentó cuatro puntos cruciales acerca de cómo actuar en situaciones difíciles:
«No teman» (Éxo. 14: 13). El primer llamamiento es a confiar en el Señor, pues solo así es posible vencer el temor. Isaías nos recuerda esta verdad al afirmar que los creyentes están en las manos de Dios y que él actuará en favor de ellos si lo aceptan como su Dios y Señor: «No temas, que yo estoy contigo. No desmayes, que yo soy tu Dios [...]. Porque yo, el Señor, soy tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha y te dice: “No temas. Yo te ayudo”» (Isa. 41: 10, 13).
«Manténganse tranquilos» (Éxo. 14: 13). «Mantenerse tranquilos» no significa solo dejar de murmurar y esperar grandes cosas, sino confiar en Dios y esperar pacientemente su poderosa intervención, ya que él actuará.
«Verán la salvación que el Señor les dará hoy» (Éxo. 14: 13). Para que nuestra fe crezca, es importante reconocer el liderazgo y la ayuda de Dios, y agradecer su asistencia prometida. «Ver» significa abrir los ojos (porque la incredulidad es ciega). Solo Dios puede proporcionar la victoria, la seguridad y la salvación. Dios siempre está disponible, cuidando de nosotros y proveyendo lo que necesitamos en el momento apropiado.
«El Señor peleará por ustedes» (Éxo. 14: 14). Esto indica lo que Dios hará: Luchará personalmente por su pueblo. El Calvario es la prueba definitiva de ello, pues en la cruz Cristo derrotó a Satanás para darnos la vida eterna (Juan 5: 24; Heb. 2: 14; Apoc. 12: 10, 11). Incluso los egipcios reconocieron que el Señor luchaba por los israelitas (Éxo. 14: 25).
La orden dada por Dios a Moisés fue clara: «Marchen». Dios desplegó su plan de acción paso a paso: (1) el Ángel de Dios y la columna de nube se desplazaron desde la parte delantera del campamento de Israel y se situaron detrás de ellos, protegiéndolos del ejército egipcio; (2) Moisés extendió por fe su mano sobre el mar; (3) el Señor dividió el agua y la secó con un fuerte viento; y (4) el resultado fue que los israelitas atravesaron el mar con seguridad y sobre tierra seca hasta la otra orilla. Los egipcios los persiguieron ciegamente pues se negaron a ver que Dios estaba haciendo cosas extraordinarias por su pueblo hasta que fue demasiado tarde, como lo reveló su confesión en Éxodo 14: 25.
Jueves 7 de Agosto 2025
El cántico de Moisés y de María
Todo el ejército egipcio fue derrotado y nadie sobrevivió, incluido el faraón (ver Sal. 136: 15). Fue una derrota impresionante para los egipcios y una victoria completa para el pueblo de Dios. No es de extrañar que, a lo largo de toda su historia y hasta el día de hoy, los judíos revivan este incidente.
Lee Éxodo 15: 1 al 21. ¿Cuál es el contenido del cántico de Moisés?
Este cántico alaba al Señor porque es un Guerrero poderoso que derrotó a quienes se oponían a su pueblo. Moisés desarrolla personalmente este tema subrayando que el Señor, su Dios, es también su fortaleza, su canción y su salvación. Nadie es como él, «magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas» (Éxo. 15: 11).
El cántico de Moisés habla de quién es Dios y de lo que hace. El Señor es exaltado, alabado y admirado por su extraordinaria obra en favor de su pueblo. La gratitud y la adoración son el resultado natural de la bondad de Dios para con nosotros. El aprecio por su amor es el prerrequisito para disfrutar de una vida espiritual vibrante. El amor inquebrantable de Dios es especialmente enfatizado y glorificado porque él conducirá al pueblo que ha redimido hasta su santa morada. Moisés predice que Dios establecerá el Santuario en el monte de su heredad (Éxo. 15: 17) en referencia a Sion y al templo de Jerusalén.
En Apocalipsis 15: 2 al 4, los redimidos cantan el cántico de Moisés y del Cordero. ¿Puedes imaginar cómo sonará en el Cielo esta alabanza a Dios por sus grandes y maravillosas obras, por sus juicios justos y verdaderos, por sus acciones justas y su santidad?
Observa lo que dice la última línea del cántico: «Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus actos de justicia han quedado manifiestos» (vers. 4). Es decir, cuando los juicios de Dios, especialmente los que tienen que ver con el mal y la opresión que durante milenios han quedado impunes, se hayan manifestado, los redimidos de las naciones lo alabarán por esos juicios.
Immanuel Kant dijo que si Dios es justo debe haber algún tipo de vida después de la muerte. ¿Por qué es tan acertada esa afirmación y cómo podemos aprender a confiar en que un día llegará la justicia que tanta falta hace en nuestro mundo? ¿Qué consuelo puede darnos esa esperanza?
Viernes 8 de Agosto 2025
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «El Éxodo» en el libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White, pp. 253-262.
Dios estaba con los israelitas a pesar de su poca fe. Deseaba instruirlos y guiarlos a fin de que pensaran y se comportaran como su pueblo elegido. Dios los guio pacientemente y los dirigió a un lugar donde encontrarían menos desafíos. Elena G. de White dice lo siguiente al respecto: «Los israelitas no estaban preparados para un encuentro con aquel pueblo fuerte y belicoso. Tenían un conocimiento muy limitado de Dios y muy poca fe en él, y se habrían aterrorizado y desanimado. Carecían de armas y no estaban habituados a la guerra; tenían el espíritu deprimido por su prolongada servidumbre, y se hallaban impedidos por las mujeres y los niños, los rebaños y las manadas. Al dirigirlos por la ruta del Mar Rojo, el Señor se reveló como un Dios compasivo y juicioso» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, p. 254).
Acerca del cántico de Moisés, el Comentario bíblico Andrews dice lo siguiente: «La certeza de este acto redentor de Dios en la historia nos asegura que nada tenemos que temer del futuro. La última estrofa se centra en los enemigos futuros que tendrían que ser enfrentados en la conquista de Canaán. Por causa del “brazo poderoso” (RVC) de Dios, enmudecerían “como una piedra” (v. 16). Cuando enfrentamos certeras imposibilidades, cuando nos sentimos acorralados y no sabemos adónde acudir, podemos encontrar seguridad en “el cántico de Moisés”, porque conmemora un gran acontecimiento de la historia del pueblo de Dios» (Comentario bíblico Andrews, t. 1, p. 250).
Preguntas para dialogar:
¿Por qué nos encontramos tan a menudo en la posición de los hebreos después de su increíble liberación de Egipto, pero antes del desafío del Mar Rojo? Es decir, ¿por qué nos sigue resultando tan fácil mostrar y expresar falta de fe a pesar de tantas demostraciones divinas de bondad y amor para con nosotros?
¿Por qué el faraón siguió persiguiendo a Israel después de todo lo sucedido, incluida la muerte de los primogénitos? ¿Qué nos enseña esto sobre el peligro de persistir en el pecado?
Aunque todos enfrentamos a veces pruebas terribles, muchos hemos tenido (y seguimos teniendo) días muy buenos y momentos en los que no nos ocurre nada malo a nosotros ni a nuestros seres queridos. ¿Por qué deberíamos considerar esos momentos como una demostración de la gracia y la protección de Dios, sobre todo en vista de que vivimos en territorio «enemigo»? Es decir, ¿por qué deberíamos acordarnos siempre de alabar a Dios en los buenos tiempos, ya que no sabemos de qué calamidades hemos sido librados?.