Sábado 7 de Junio 2025
Leeamos para el estudio de esta semana:
Rut 1: 1-5; Rut 2: 5-20; Job 1: 6-11; Mateo 4: 8, 9; Ester 3: 1-14; Apocalipsis 12: 14-17.
Versículo Para memorizar
«Cuando él vio a la reina Ester en el patio, ella obtuvo gracia en sus ojos, y el rey le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro» (Est. 5: 2).
Esta semana continuaremos explorando historias que prefiguran acontecimientos de los últimos días. Al utilizar acontecimientos y personas de la vida real, Dios nos ayuda a ver las cosas desde su perspectiva y a entender cómo interpretar las profecías registradas luego, que tienen el propósito de fortalecer nuestra fe.
Nuestra atención se centra en dos mujeres importantes cuyas historias han tocado los corazones de innumerables generaciones: Rut y Ester. Rut es una viuda desposeída que encuentra la esperanza tras conocer al bondadoso Booz, su pariente redentor. Su matrimonio se ha convertido en una de las historias de amor favoritas de los cristianos por la forma en que refleja el amor de Cristo por nosotros. La otra historia se refiere a una joven que vive en un país extranjero, donde se entera de un complot para destruir a su pueblo, encontrándose inesperadamente en el centro del drama que se desarrolla para salvarlo.
En la profecía, una mujer simboliza al pueblo de Dios y arroja mucha luz acerca de cómo considera él a su pueblo. Veamos los relatos bíblicos de estas dos mujeres, cuyas circunstancias han quedado inmortalizadas en la Palabra de Dios, y tratemos de extraer las lecciones contenidas en sus experiencias.
Lección para el Domingo 8 de Junio.
Hambre en la «Casa del pan»
Los críticos de la fe cristiana han señalado a menudo la brutal realidad de vivir en este mundo como prueba de que: (a) Dios no existe, (b) es impotente para impedir que ocurran cosas malas o (c) no le importa que suframos. Sin embargo, muchas de las historias de la Biblia proveen abundantes evidencias de que ninguna de estas suposiciones es correcta. Es cierto que Dios permite que la humanidad coseche las consecuencias de la rebelión contra él, pero está siempre presente y activo en la historia humana para la resolución final del pecado y el sufrimiento, aunque sin coartar la libertad humana. La historia de Rut es un ejemplo de ello.
Lee Rut 1: 1 al 5. ¿Cuáles fueron las penurias que cayeron sobre Noemí y Rut, y qué las causó? ¿Cómo refleja esto la situación a la que se enfrenta ahora toda la humanidad?
El enunciado inicial de esta historia resulta paradójico: Hubo una hambruna que afectó a Belén, una ciudad cuyo nombre significa «casa del pan [o del alimento]». La abundancia caracterizaba al Edén, donde Dios dijo a Adán y a Eva: «Puedes comer de todo árbol del huerto» (Gén. 2: 16). La humanidad comenzó su existencia en medio de la abundancia, bajo el cuidado de un Creador generoso, pero su papel de administradores de la Creación se convirtió luego en la esclavitud del pecado. «Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra de donde fuiste tomado», dijo Dios a Adán (Gén. 3: 19).
Al igual que Noemí, hemos sido desposeídos de la herencia que Dios originalmente dispuso que tuviéramos, y nuestra vida se ha convertido en una penuria. El Edén fue un regalo, pero no incondicional. Los humanos eran libres de rebelarse, pero eso significaría que tendrían que asumir la responsabilidad de su propio bienestar. Originalmente, debíamos controlar o ejercer dominio sobre la Creación con la bendición de Dios, pero ahora nos enfrentamos a la tarea de controlar un mundo caído. Los seres humanos egoístas que compiten por los escasos recursos provocan mucho dolor y sufrimiento.
La tragedia es indecible. La tierra sigue produciendo en abundancia, lo que es un poderoso testimonio del amor de Dios, pero la codicia humana y los estragos del pecado hacen que el mundo parezca someternos más a nosotros que nosotros a él. Un día, sin embargo, todo esto terminará.
Incluso después de seis mil años de pecado y muerte, ¿cómo sigue revelando la Tierra las maravillas del amor y el poder creador de Dios?
Lección Para el Lunes 9 de Junio.
Rut y Booz
Noemí pidió que cambiaran su nombre por el de Mara («amargura», en hebreo), a causa de la amargura que le había sobrevenido (ver Rut 1: 20). La relación con nuestro Creador ha quedado irremediablemente dañada por el pecado, lo que nos ha sumido en la pobreza espiritual. Nuestras perspectivas son sombrías y nos pasamos la vida espigando lo que podemos de los rincones del sembrado, viviendo de las migajas de alegría que aún pueden encontrarse en un mundo malogrado. Pero todo cambia cuando descubrimos que Dios no nos ha olvidado.
Lee Rut 2: 5 al 20. ¿Por qué es el momento allí narrado tan crucial dentro del relato? ¿Por qué fue el descubrimiento que hizo Noemí de la identidad de su benefactor una noticia tan buena?
Noemí no podía tomar posesión de las tierras de su marido Elimelec sin obtener ayuda de la familia de este. Por tanto, espera que Rut pueda casarse con un pariente cercano de su difunto marido y tener un hijo en nombre de Elimelec. Dios había hecho provisión en Israel para que las personas pudieran recuperar su herencia en la Tierra Prometida: era necesario un pariente cercano que redimiera la herencia de Elimelec. Booz no era solo un granjero amable; era un pariente de Elimelec que podía redimir la tierra.
El descubrimiento de que Booz no solo era bondadoso y generoso, sino también un pariente fue la mejor noticia posible, pues significaba que la pobreza en que vivían estas dos mujeres no tenía por qué durar para siempre.
Los cristianos han entendido desde hace mucho tiempo que Booz es un tipo de Cristo, no solo nuestro Creador, sino también quien eligió convertirse en nuestro Pariente; es decir, en un ser humano real, de carne y hueso. Esta es una de las razones por las que vez tras vez se llamó a sí mismo «el Hijo del hombre» (Mat. 12: 8; Mar. 8: 31; Luc. 22: 22; Juan 3: 14).
Demasiada gente asocia a Dios con la dureza y piensan que quizá nos deje entrar en el Cielo si logramos marcar todas las casillas correctas en un cuestionario moral, pero que, aun así, lo hará a regañadientes. La imagen de Cristo revelada en la persona de Booz desplaza por completo esas nociones erróneas. Dios no solo se fija en nosotros a pesar de nuestra profunda indigencia espiritual, sino que también nos quiere como su esposa.
Trata de comprender que el Creador no solo se convirtió en parte de su propia Creación, sino que también murió por ella. ¿Cómo debería influir esta
asombrosa verdad en nuestra propia existencia?
Martes, Junio 10
Booz como redentor
Booz se enamora profundamente de Rut y desea casarse con ella, pero existe un obstáculo importante para ello: hay un pariente más cercano que también tiene derecho a ella y a la tierra. Si consideramos a Booz como un tipo de Cristo, esta situación puede revelar una cuestión que está en juego en el Gran Conflicto. Cristo nos ama, pero hay un «pariente más cercano» que también reclama derechos sobre nosotros: Satanás.
¿Qué revelan los siguientes pasajes acerca de la pretensión de Satanás respecto de la humanidad? (Job 1: 6-11; Mat. 4: 8, 9; Jud. 1: 9; Luc. 22: 31).
Cuando Satanás apareció en el concilio celestial, dijo a Dios que venía «de rodear la tierra y andar por ella» (Job 1: 7), y cuando Dios le preguntó si se había fijado en el justo Job, Satanás lo reclamó como uno de los suyos, sugiriendo que el corazón de Job no pertenecía realmente a Dios. Es decir, que Job solo seguía a Dios por conveniencia. Según Satanás, Job dejaría de ser leal a Dios si el Señor dejaba de ser benévolo con él.
El libro de Judas contiene una breve referencia a una historia muy conocida en Israel, según la cual Moisés resucitó después de haber sido sepultado por Dios mismo (Deut. 34: 6). Aunque no tenemos todos los detalles, la disputa por el cuerpo de Moisés da a entender que Satanás estaba reclamando algún derecho sobre él.
«Por primera vez Cristo iba a dar vida a uno de los muertos. Cuando el Príncipe de la vida y los ángeles resplandecientes se aproximaron a la tumba, Satanás temió perder su hegemonía. Con sus ángeles malos, se aprestó a disputar la invasión del territorio que reclamaba como suyo. Se jactó de que el siervo de Dios había llegado a ser su prisionero. Declaró que ni siquiera Moisés había podido guardar la ley de Dios; que se había atribuido la gloria que pertenecía a Jehová –es decir que había cometido el mismo pecado que hiciera desterrar a Satanás del cielo–, y por su transgresión había caído bajo el dominio de Satanás» (Elena G. de White, Profetas y reyes, pp. 454, 455). Cristo refutó la afirmación de Satanás, y Moisés fue resucitado (ver Mat. 17: 3).
En Rut 4: 1 al 12, Booz viaja hasta el portal de Belén, la ciudad donde Cristo vino al mundo como nuestro Pariente cercano. Los ancianos se reúnen y finalmente se intercambia una sandalia (símbolo de pertenencia, o propiedad).
La puerta de un pueblo era el lugar donde se decidían los casos. Por lo tanto, la escena de Belén es un tipo o representación del Juicio Celestial, ya que refleja la escena del juicio registrada en Daniel 7: 13, 14, 22, 26 y 27. No debemos pasar por alto un aspecto crucial del Juicio, y es que este se realiza «en favor de los santos», pero solo porque Cristo pagó el precio por nosotros, así como Booz lo pagó por Rut para que fuera su esposa.
Miércoles, Junio 11
Amán y Satán
La historia de Ester incluye a Amán, un personaje ávido de poder, y a quien se había otorgado un elevado grado de prominencia en el imperio, por encima de todos los demás príncipes (Est. 3: 1).
En Ezequiel 28: 11 al 15 e Isaías 14: 12 al 15 se encuentran algunos paralelos entre Lucifer y Amán, un malvado enemigo de Dios y de su pueblo. Las intenciones generales de Satanás se ponen de manifiesto en la historia de la tentación de Cristo, en la que lleva a Jesús a un lugar elevado para mostrarle los reinos del mundo (Mat. 4: 8-11). Cristo, como hemos visto, vino a redimir al mundo y a reclamarlo como suyo, y lo hizo como uno de nosotros. Jesús es el Pariente redentor y, por supuesto, el precio que pagó para redimir al mundo fue muy alto.
Vemos en Apocalipsis que el ansia de poder y adoración por parte de Satanás conduce a este mundo a su crisis final. Sus engaños logran que la humanidad, excepto unos pocos, se maraville y adore a la bestia (Apoc. 13: 3, 4). Entonces recurre a la fuerza contra los pocos renuentes a ello.
Amán se da cuenta de que Mardoqueo, uno de los elegidos de Dios, no reconocía lo que aquel consideraba su derecho, ya que no se arrodillaba ni se humillaba ante él. Por lo tanto, «se llenó de ira» (Est. 3: 5, 6) y se empeñó en borrar a todo el pueblo de Mardoqueo de la faz de la Tierra.
Lee Ester 3: 1 al 14, Apocalipsis 12: 14 al 17 y Apocalipsis 13: 15. ¿Qué paralelismos encuentras entre estos pasajes? ¿En qué se parecen la descripción que hace Juan de la iglesia remanente de Dios y la que hace Amán del pueblo de Dios?
El Diablo ha reclamado este mundo, pero la presencia de personas que permanecen leales a Dios, que guardan sus mandamientos, refuta su pretensión de supremacía total.
«Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad, y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal» (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, p. 601).
Piensa en las «pequeñas» cosas que ponen a prueba tu fe en este momento. Si cedes o haces concesiones en estas «pequeñas» pruebas, ¿qué harás en la hora de la gran prueba?
Jueves, Junio 12
Para esta hora
Existe una desafortunada tendencia entre algunos cristianos a detenerse en los momentos oscuros descritos en la profecía bíblica. Se avecinan tiempos difíciles, y el estudio de la profecía podría desacertadamente centrarse en el temor y en las dificultades en lugar de hacerlo en la resolución divina de los problemas de la humanidad. Aunque Dios no oculta el futuro y es honesto acerca de los eventos que ocurrirán entre el presente y el fin del Gran Conflicto, es importante siempre leer la historia hasta su conclusión.
En el patrón general que sigue la profecía bíblica, Dios muestra las consecuencias desastrosas de la rebelión humana, pero luego nos da esperanza. Algunos han contemplado las predicciones de una crisis final, el «tiempo de angustia de Jacob», con temor y temblor. Sin duda, los últimos momentos no serán fáciles para el pueblo de Dios. Pero, así como la predicción de tiempos difíciles es fiable, también lo es la promesa de liberación.
En Apocalipsis 12, el Diablo persigue con furia a la esposa de Cristo, pero Dios interviene para salvarla. La historia de Ester también incluye a una hermosa reina que desempeña un papel central en el drama, y a la que Dios utiliza poderosamente para salvar a su pueblo.
Lee Ester 4: 13 y 14; 5: 1 al 3; y 9: 20 al 28. ¿Qué lecciones podemos extraer de estos pasajes en relación con nuestra difícil situación en el mundo actual?
Dios levantó a su iglesia remanente para un momento específico de la historia. Después de que los 1.260 días de la Edad Oscura llegaron a su fin, Dios sacó a su novia del lugar seguro donde la había resguardado (comparar con Apoc. 12: 14) para que comunicara su mensaje final de misericordia al mundo: el mensaje de los tres ángeles. Al igual que Ester, estamos aquí «para esta hora» (Est. 4: 14).
Ester descubrió que no estaba sola frente a la persecución de Amán contra su pueblo, ya que contó con el favor del rey, y su pueblo fue finalmente liberado. Nosotros tampoco estamos solos al entrar en los últimos momentos de la historia de la Tierra: el Rey está de nuestro lado y el pueblo de Dios también será liberado.
Todo resultó bien para el pueblo de Dios en el caso de la historia de Ester, pero no siempre es así, al menos a corto plazo. ¿Por qué debemos tener siempre una visión a largo plazo de las cosas para mantener viva nuestra esperanza en Cristo?
Viernes, Junio 13
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «El primer rey de Israel» en las páginas 591 a 603 del libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White.
«Satanás despertará indignación contra la minoría que se niega a aceptar las costumbres y las tradiciones populares. Hombres encumbrados y célebres se unirán con los inicuos y los viles para concertarse contra el pueblo de Dios. Las riquezas, el genio y la educación se combinarán para cubrirlo de desprecio. Gobernantes, ministros y miembros de la iglesia, llenos de un espíritu perseguidor, conspirarán contra ellos. De viva voz y por la pluma, mediante jactancias, amenazas y el ridículo, procurarán destruir su fe. Por calumnias y apelando a la ira, algunos despertarán las pasiones del pueblo. No pudiendo presentar un “Así dicen las Escrituras” contra los que defienden el día de reposo bíblico, recurrirán a decretos opresivos para suplir la falta. A fin de obtener popularidad y apoyo, los legisladores cederán a la demanda por leyes dominicales. Pero los que temen a Dios no pueden aceptar una institución que viola un precepto del Decálogo. En este campo de batalla se peleará el último gran conflicto en la controversia entre la verdad y el error. Y no se nos deja en la duda en cuanto al resultado. Hoy, como en los días de Ester y Mardoqueo, el Señor vindicará su verdad y a su pueblo» (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 405).
Preguntas para dialogar:
¿Por qué permite Dios que su pueblo afronte tiempos difíciles?
¿Cómo puede prepararse el creyente para cualquier dificultad que pueda surgir en relación con su lealtad a Cristo? ¿Dónde encuentras esperanza en medio de las circunstancias difíciles?
¿Por qué tenemos la tendencia a detenernos en los eventos sombríos anunciados en la profecía y permitir que eclipsen el panorama más amplio y luminoso de sus buenas noticias?
Una amiga acude a ti después de leer el Apocalipsis y te confiesa que le parece aterrador. ¿Qué enfoque utilizarías para ayudarla a comprenderlo mejor y a tener paz?
Alguien dice: «No creo que Dios me ame, pues he hecho cosas muy malas». ¿Qué le responderías? ¿Cómo influyen las historias de Rut y Ester en tu perspectiva?
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Lección 12: Para el 20 de septiembre de 2025
“TE RUEGO QUE ME MUESTRES TU GLORIA”
Sábado 13 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Éxodo 33:7-34:35; Deuteronomio 18:15, 18; Juan 17:3; Romanos 2:4; Juan 3:16; 2 Corintios 3:18.
PARA MEMORIZAR: “El Señor pasó ante Moisés y proclamó: ‘¡Señor! ¡Señor! ¡Dios compasivo y bondadoso, lento para la ira, y grande en amor y fidelidad! Que mantiene su invariable amor a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y no da por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos y los nietos hasta la tercera y cuarta generación’ ” (Éxo. 34:6, 7).
Todos necesitamos crecer en nuestra experiencia personal con Dios. El apóstol Pedro exhorta: “Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18). Estamos diariamente en la universidad de Dios, donde no hay graduación, sino un constante proceso de aprendizaje. Puedes ser perfecto en cada etapa de tu desarrollo si permites que Dios te moldee a imagen de Cristo para convertirte en la persona que quiere que seas. Piensa en una escuela. Si los alumnos de primer grado aprenden a leer y a contar hasta 100, reciben una calificación aprobatoria porque su conocimiento es perfecto en esa etapa de su desarrollo. Sin embargo, si se detectara solo ese mismo nivel de conocimiento en un estudiante de secundaria, eso indicaría un fracaso colosal en su educación. Algo similar ocurre con nuestro crecimiento en la gracia y el conocimiento de Dios. En cada etapa de nuestro desarrollo, podemos ser tan perfectos en nuestra esfera como Cristo lo fue en la suya. Esta semana estudiaremos cómo fue creciendo Moisés en su experiencia con el Señor como resultado de conocer y seguir las instrucciones de Dios.
Domingo 14 de septiembre
LA TIENDA DE REUNIÓN
Lee Éxodo 33:7 al 11. ¿Por qué pidió Dios a Moisés que hiciera la tienda de reunión? No debemos confundir “la tienda de reunión” (ubicada fuera del campamento de Israel) con el Tabernáculo, que fue construido más tarde y colocado en el centro del campamento. No sabemos con qué frecuencia consultaba Moisés a Dios en la tienda de reunión. Sin embargo, sabemos con certeza que los encuentros de Moisés con Dios dieron lugar a una estrecha amistad entre ellos. “Y el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con su amigo” (Éxo. 33:11).
Un amigo es una persona cuya opinión podemos solicitar y con la que podemos hablar abiertamente de casi todo y confiar en que nunca revelará el contenido de nuestro diálogo a otros. La amistad es una de las mayores bendiciones que podemos disfrutar de parte de alguien y brindar a otros. La historia de Moisés, registrada en Éxodo 19 a 34, resulta muy instructiva acerca de cómo transforma Dios nuestra vida. ¿Cómo construyó Dios una relación con Moisés, ese líder excepcional? Un estudio de la vida de este muestra cómo creció en su conocimiento del poder, el amor y el carácter de Dios. Este es un componente crucial de una relación con el Señor. Moisés fue utilizado poderosamente por Dios aun antes de llegar al monte Sinaí, incluso mientras era preparado para su futuro papel especial de liderazgo.
En la tierra de Madián, mientras cuidaba ovejas, Dios lo inspiró para escribir dos libros: Job y Génesis. Luego, en el dramático acontecimiento de la zarza ardiente, fue llamado por Dios para sacar a Israel de Egipto. Vio la derrota de los dioses egipcios y del poderoso ejército del faraón en el Mar Rojo. Observó durante muchas semanas cómo Dios conducía a Israel desde Egipto hasta el Sinaí. Después de la experiencia que resultó en el resplandor de su rostro, Moisés guio a Israel durante otros 39 años hasta los límites de la Tierra Prometida.
La Biblia afirma que Moisés fue un siervo fiel de Dios (Deut. 34:5; Jos. 1:1), un faro inextinguible en la oscuridad, un profeta modelo a la luz del cual habrían de ser medidos los demás (Deut. 18:15, 18). Fue un agente de cambio, aunque el pueblo no siempre siguiera sus indicaciones y sus palabras. Cuando lo hacían, prosperaban. La excepcional historia de Moisés nos muestra lo que Dios puede hacer cuando le permitimos que nos transforme. ¿Cuáles fueron algunos momentos decisivos de tu experiencia con Dios en los que reconociste la forma en que él obró poderosamente en tu vida?
Lunes 15 de septiembre |
PARA QUE TE CONOZCA
Lee Éxodo 33:12 al 17. ¿Qué pidió Moisés al Señor? ¿Por qué requirió que la presencia de Dios los guiara? El crecimiento de Moisés en el Señor fue constante. Se acercaba cada vez más al Señor y procuraba asemejarse a él. Cierto día, mientras conversaba con Dios en la tienda del encuentro, Moisés se dio cuenta de que no lo conocía y le dijo concretamente: “Te ruego que me muestres tu camino, para que te conozca” (Éxo. 33:13). Él era consciente de su profunda necesidad de comprender a Dios en un nuevo nivel.
Descubrió que cuanto más conocía al Señor más lo desconocía. Reconoció su necesidad y deseó de todo corazón conocerlo mejor. Dios concedió de buen grado el deseo de Moisés. Al observar las experiencias de Moisés hasta ahora, vemos que fue atraído a una relación más profunda e íntima con el Señor y que creció espiritualmente. Para empezar, subió al monte “a presentarse ante Dios” (Éxo. 19:3). Luego fue “a la cumbre del monte” (Éxo. 19:20) y después se acercó a la nube, “la densa oscuridad” en la que Dios se encontraba (Éxo. 20:21, NVI).
En otra ocasión, Moisés “se internó en la nube” donde estaba Dios y permaneció con el Señor cuarenta días y cuarenta noches (Éxo. 24:18, NVI). Durante ese tiempo, Dios hizo a Moisés dos preciosos regalos: (1) el Decálogo, escrito por Dios mismo en las dos tablas cinceladas también por él (Éxo. 24:12), y (2) las instrucciones acerca de cómo construir el Tabernáculo y dotarlo del mobiliario correspondiente (ver Éxo. 25-31). Luego pasó otros cuarenta días y noches con el Señor intercediendo por los pecadores (Éxo. 32:30-32; Deut. 9:18).
Sin embargo, incluso después de todo esto, Moisés deseaba conocer el carácter de Dios de forma más concreta, y Dios pronto le dio una visión especial para que pudiera comprender quién es él. Este conocimiento que Moisés deseaba no era una mera comprensión intelectual acerca de Dios, sino un conocimiento vivencial de su persona. No es de extrañar que siglos más tarde Jesús dijera: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3). La máxima revelación que Dios hizo de sí mismo a los seres humanos consistió en hacerse uno de ellos. ¿Conoces a Dios, o solo sabes acerca de él? ¿Cuál es la diferencia crucial entre ambas cosas?
Martes 16 de septiembre
“TE RUEGO QUE ME MUESTRES TU GLORIA”
Tras la apostasía con el becerro de oro, Moisés intercedió por el pueblo de Dios y quiso tener la seguridad de que el Señor seguiría conduciéndolos a la Tierra Prometida. En lo más profundo de su ser, también deseaba conocer mejor al Señor. Lee Éxodo 33:18 al 23. ¿Cómo respondió Dios a la petición de Moisés de ver su gloria? “Te ruego que me muestres tu gloria”, pidió Moisés al Señor. En su misericordia, el Señor le reveló su gloria. Sin embargo, al responder a la petición de Moisés, Dios prometió mostrarle su “bondad”.
Se puede concluir con seguridad que la gloria de Dios es su bondad; es decir, su carácter (ver también Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 476; Palabras de vida del gran Maestro, p. 342; Profetas y reyes, p. 232). “La gloria de Dios consiste en otorgar su poder a sus hijos. Desea ver a los hombres alcanzar la más alta norma” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 438). Su gloria es abrazar a los pecadores arrepentidos (ver Profetas y reyes, p. 493) y proveer todo lo necesario para la transformación de ellos. Al mismo tiempo, es nuestra “gloria” revelar su carácter en nuestra vida y darlo a conocer a los demás.
Este reflejo del carácter de Dios, su bondad, amabilidad y tierno amor, debe verse en nuestras acciones. De esta manera, tenemos la oportunidad de ser no solo una bendición para el mundo, sino una luz resplandeciente para el universo que nos observa. Como dice Pablo: “Porque pienso que Dios nos asignó a nosotros los apóstoles el último lugar, como a sentenciados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres” (1 Cor. 4:9).
Esta dimensión cósmica da a nuestra vida y a nuestro servicio un sentido y una finalidad que apenas podemos imaginar. En Romanos 2:4, Pablo dice que la bondad de Dios nos “guía al arrepentimiento”. Es decir, son la bondad y el carácter señaladas por el Espíritu Santo los que convencen a las personas de su pecaminosidad y de su necesidad de salvación. De hecho, cuando miramos a la cruz y sabemos quién estaba allí (el Señor mismo) y por qué estaba allí –porque nos ama y porque esa era la única manera de salvarnos–, tenemos la mayor revelación posible de su bondad y su carácter. ¿Cuánto tiempo dedicas a concentrarte en la cruz y en lo que ella te dice acerca del carácter de Dios?
Miércoles 17 de septiembre
DIOS SE REVELA
Lee Éxodo 34:1 al 28. ¿Cómo reveló Dios su gloria a Moisés? Moisés tenía que llevar consigo dos tablas de piedra como las que había roto (Éxo. 32:19). Iba a encontrarse con el Señor en el monte Sinaí por séptima vez. Sus ascensiones anteriores son mencionadas en los siguientes textos: (1) Éxo. 19:3, 7; (2) Éxo. 19:8, 14; (3) Éxo. 19:20, 25; (4) Éxo. 20:21; 24:3; (5) Éxo. 24:9, 12-18; 32:15; (6) Éxo. 32:30, 31.
Moisés comenzó su ascenso por la mañana temprano. Moisés ya estaba preparado para esta gloriosa visión del carácter divino, cuya belleza resulta más clara aún en virtud de esta impresionante revelación que el Señor hizo de sí mismo, la más importante descripción de quién es Dios, el hilo de oro entretejido en toda la Biblia (Núm. 14:18; Neh. 9:17; Sal. 103:8; Joel 2:13; Jon. 4:2).
La proclamación hecha aquí por el Señor es el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. Los escritores bíblicos aplican, repiten o amplían en lugares cruciales esta autoproclamación del Dios vivo, pues es necesario que su carácter sea correctamente entendido. Cuando Moisés recibió la excepcional, inaudita e incomparable explicación del nombre de Dios, se postró y adoró al Señor. Cuando vislumbramos el amor, la gracia, la misericordia, la compasión, la bondad, la fidelidad, el perdón, la santidad y la justicia de Dios, también nos sentimos atraídos por él. Cuando vemos y admiramos sus cualidades excepcionales, comenzamos a experimentar un amor hacia él que hace nacer en nosotros el deseo de servirlo y serle obedientes. Puesto que él nos ama, nosotros también lo amamos (1 Juan 4:19).
En esta revelación de sí mismo, Dios asegura a Moisés que realizará hechos maravillosos en favor de su pueblo y que lo conducirá a la Tierra Prometida. Renueva además el pacto con ellos, prometiendo que otras naciones verán su majestad y su obra asombrosa. “Voy a concertar un pacto. Ante todo el pueblo haré maravillas nunca hechas en toda la tierra, en ninguna nación. Y todo el pueblo que te rodea verá la tremenda obra que yo, el Señor, haré por medio de ti” (Éxo. 34:10). Sin embargo, los israelitas debían obedecer a Dios y seguir diez estipulaciones claras para asegurar su prosperidad. Entonces Dios pidió a Moisés que escribiera el contenido de ese pacto previamente roto (Éxo. 34:27, 28).
Jueves 18 de septiembre
EL ROSTRO RADIANTE DE MOISÉS
Lee Éxodo 34:29 al 35. ¿Por qué resplandecía el rostro de Moisés? Moisés descendió al campamento de Israel con su rostro radiante después de que Dios le revelara su carácter amoroso. ¿Era Moisés consciente de ese fenómeno? En absoluto. Cuanto más cerca está uno del Señor, más consciente es de sus imperfecciones en comparación con la santidad de Dios. ¿Qué hizo resplandecer el rostro de Moisés? No fue el simple hecho de estar en la presencia de Dios, ya que había estado antes en varias ocasiones con él sin que ocurriera ese fenómeno.
Moisés fue transformado, y su rostro resplandeció cuando comprendió la bondad y la amabilidad de Dios, y fue completamente receptivo a él en respuesta a la belleza del carácter divino. Nuestros corazones y mentes pueden experimentar un cambio cuando nos rendimos a Dios y le permitimos ser el Señor y Rey de nuestra vida. Lee 2 Corintios 3:18. ¿Cómo puede Jesús transformarte gradualmente a su imagen? Pablo compara el rostro resplandeciente de Moisés con Jesucristo y dice que la gloria de este (en quien se personificaron la Ley y la gracia de Dios) supera la gloria de la Ley dada por medio de Moisés.
Cristo y su Ley solo pueden grabarse en nuestro carácter cuando fijamos los ojos en él (Heb. 3:1; 12:2) y en virtud del poder del Espíritu de Dios (2 Cor. 3:12-18). Moisés es un modelo que demuestra lo que Dios puede hacer por nosotros cuando le permitimos que transforme nuestro carácter y nos moldee a su imagen divina. A esto se refiere Pablo cuando habla de andar en la “nueva vida” (Rom. 6:4). ¿Qué áreas de tu carácter necesitan reflejar mejor el de Dios? Probablemente todas, ¿verdad? Sin embargo, ¿cómo puede darte ánimo y seguridad de salvación el hecho de centrarte en la cruz y en lo que ella significa?
Viernes 19 de septiembre |
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee cuidadosamente el capítulo titulado “La idolatría en el Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 337-341. Cierto día sombrío, un padre y su hijo pequeño visitaron una catedral. Mientras contemplaban las vitrinas con bellas representaciones de escenas bíblicas, el sol comenzó de pronto a reflejarse intensamente en el rostro de los personajes, haciéndolos relucir de manera impresionante. El niño dijo entonces a su padre: “Papá, ¿quiénes son estas personas?” El padre no sabía mucho acerca del cristianismo, de Cristo o de sus discípulos, pero contestó rápidamente: “Esas personas son cristianos”.
La deslumbrante imagen quedó registrada en la mente del pequeño. Tiempo después, el profesor del niño preguntó en clase: “Niños, ¿saben quiénes son los cristianos?” El pequeño recordó la radiante imagen de la catedral y contestó: “Los cristianos son gente que brilla”. En la misma línea, Jesús dijo a sus seguidores: “Así alumbre la luz de ustedes ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen a su Padre que está en el cielo” (Mat. 5:16). Solo quienes brillan a causa de Dios y para él pueden ser agentes de cambio.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “Si nos humilláramos delante de Dios, si fuéramos bondadosos, corteses, compasivos y piadosos, habría cien conversiones a la verdad donde ahora hay una sola” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 152). ¿Qué poderoso mensaje hay aquí para nosotros acerca de cómo nuestro carácter, nuestras acciones y nuestras actitudes influyen en nuestro testimonio?
2. Éxodo 34:6 y 7 es llamado con razón el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. ¿Por qué?
3. ¿Cómo puedes explicar la belleza del carácter divino sobre la base de la revelación registrada en Éxodo 34:6 y 7 a quienes te preguntan quién es tu Dios?
4. Dialoguen en la clase acerca del impacto hecho por el carácter y las acciones de las personas verdaderamente cristianas en nuestra experiencia con el Señor. Es decir, ¿cómo han influido en nosotros quienes fueron amables, gentiles, humildes y misericordiosos? Por otra parte, ¿qué impacto han tenido los “cristianos” poco amables, implacables y arrogantes en nuestra experiencia espiritual?